jueves, 29 de noviembre de 2007

Por qué es bueno que sepas que los unicornios no existen
La vida de mi hermana menor no es fácil. Una madre soltera tratando de estirar sus preciosos y escasos recursos desesperanzadamente sobre tantas cosas. Ella vive estresada, enervada y con muchísimo trabajo. Como uno puede imaginar, esto crea una situación difícil para cualquier niño. Cuan aliviado me sentí entonces, al escuchar de mi hermana que ella no tenía intenciones de criar a su pequeño bajo el atrofiado culto de la mayoría estancada en la religión. El chico tiene demasiadas dificultades en su vida para superar; añadir sobre su lista de nacientes fortalezas la ignorancia de tribus pre-feudales, no le hará muchos favores.

Que malvado y nocivo es ésto -si puedo, por el momento, valerme del léxico religioso- enseñar a tu primogénito lo que no te es posible a ti conocer. Difícilmente puedo imaginar una traición mayor a lo que es nuestro rol como progenitores: equipar a nuestra progenie con las mejores herramientas para la sobrevivencia. Al pasarles la religión a nuestros niños, estamos conscientemente pasándoles o mentiras deliberadas o pseudociencia no sólo como verdades, sino como la verdad.

Es una mentira decir que la gente puede regresar mágicamente a la vida luego de la muerte, que las vírgenes pueden ser embarazadas por un súper ser invisible. Que el agua se puede convertir en vino y que cuando mueres o estarás de fiesta con un fantasma por toda al eternidad o sufrirás una tortura sin fin. Estas son mentiras, porque a pesar de que son infalseables o incognoscibles, son presentadas como hechos. Es absurdo y ridículo que madres y padres sienten a sus hijos y les digan con seriedad que ellos saben - o por lo menos están absolutamente seguros- que este mundo es gobernado por un invisible dictador no humano, quien ha perdonado los crímenes cometidos por nuestros ancestros llevando a su hijo a ser torturado hasta la muerte y luego trayéndolo de nuevo a la vida.

Como humanos, una de nuestras grandes fortalezas es nuestra habilidad para razonar. Incrementamos el bienestar de nuestra especie cultivando este rasgo y presionando por su elección. El mismo concepto de fe es hostil con esto. La fe definitivamente no es una virtud que cualquier mamífero racional quiera otorgar a sus hijos. Si tú crees que algo es realidad a pesar de la evidencia, estas más propenso a cometer errores de juicio.

Dinesh D'Souza, autor de "Que es lo grandioso de la cristiandad", recientemente notó en un debate con Christopher Hitchens, autor de "Porque dios no es grande: Como la religión envenena todo", que él no podía entender el paradigma del ateo: seguro, no crees en Dios, pero ¿por qué escribes sobre él? Después de todo, D'Souza no cree en unicornios y no lo ves escribiendo artículos y libros sobre el tema.

La lógica tiene cierta verosimilitud con esto. Cuando la gente se refiere al ateísmo como una religión, rápidamente apunto que esto es tanto como decir que no coleccionar estampillas es un hobby. Pero si no te gusta coleccionar estampillas, ¿por qué escribir tanto acerca del hobby en un abierto esfuerzo para hacer renunciar a sus adherentes?: Porque las creencias importan, y pervertir la percepción de un niño sobre la realidad no es ético.

Al enseñarle a un niño que Dios existe, deberías así mismo enseñarle que los unicornios también lo hacen. Si vas a sesgar sus facultades de razonamiento, ¿por que no hacerlo por la puerta grande? Si es tan probable para ti que hay una persona oculta y omnipotente en el centro del universo halando todas las cuerdas, entonces quizás es tiempo de que reconsideres la posibilidad de existencia de caballos con cuernos en sus cabezas.