martes, 8 de septiembre de 2009

¿Podrán perdonar?

Verdades Dolorosas

Ernesto García Mac Gregor                                        
garciamacgregor@gmail.com

¿PODRÁN PERDONAR?
     ¿Podrán los 20.000 expulsados de Pdvsa y sus familiares, alguna vez en su santa vida, perdonar a los les quitaron sus casas, carros, trabajo y prestaciones sociales dejándolos a la deriva en la mitad del camino de la vida? ¿Podrán los ganaderos perdonar que todos los sacrificios de sus antepasados, verdaderos pioneros que hicieron del Zulia el primer productor de carne y leche en el país, se pierdan porque unos chavistas negociadores de parcelas invadieron sus predios? ¿Y qué decir de los miles de desocupados que provocó el robo descarado a los  contratistas petroleros y el cierre de las emisoras de radio?

     ¿Podrán los maracaiberos perdonar a los directores de Enelven por dejarlos sin aseo urbanos, cobro de impuesto municipales y del gas doméstico para que se pudrieran en su ruina, mientras que el contrato se le mantuvo a la municipalidad roja rojita de San Francisco? Que desesperación deben sentir las miles de familias que habitan la frontera colombovenezolana cuando por un capricho pueril del innombrable quedaron en la ruina al cambiarles el comercio fronterizo centenario por importaciones carísimas desde la lejana y alcahueta Argentina. ¿Qué puede importarle al sátrapa lo que le ocurra a sus vasallos?
     Que triste sensación de frustración, impotencia y llanto para adentro sintieron los marabinos cuando les arrebataron el puente, el aeropuerto, las carreteras y el puerto. Allí estaban los renegados rojos rojitos locales, en son de burla, celebrando el perjurio. ¿Podrán los zulianos perdonar alguna vez a las focas traidoras del Tribunal Supremo de Justicia, del CNE, de la ley de Educación, de la Asamblea Nacional y del Psuve local? 
     En la puerta del infierno de Dante está aquel reloj eterno e inclemente cuyo péndulo a manera de tic tac ensordecedor les recalca a los que entran para siempre la frase ¡Nunca jamás! Que oiga quien tiene oídos...

domingo, 6 de septiembre de 2009

La falsedad de la acupuntura

La Acupuntura es mentira


Harriet Hall
Tomado de La Media Hostia
Excelente traducción de Ismael Valladolid

Por definición, «medicina alternativa» son cualquier tratamiento que no ha sido científicamente probado y que no ha sido aceptado por la medicina oficial. Sin embargo sigue oyéndose la pregunta «¿qué pasa con la acupuntura? Está demostrado que funciona, hay investigaciones que la apoyan, cada vez más médicos la usan, e incluso las compañías de seguros pagan por ella». Es hora de pinchar el mito de la acupuntura, si es preciso con una de sus agujas. Casi todo lo que has oído sobre la acupuntura es mentira.

Para empezar, este tratamiento ancestral chino, no es ancestral, y probablemente ni siquiera es chino. De los documentos más tempranos, el del estudioso de la cultura china Paul Unschuld propone que la idea podría haberse originado en la Grecia Hipocrática y haber sido importada a China más tarde. Definitivamente lo que no tiene son 3.000 años de antigüedad. Los textos médicos chinos más antiguos que datan del tercer siglo de nuestra era no la mencionan. La referencia más temprana al uso de agujas es del año 90 de nuestra era, pero hablan de sangrados con grandes agujas o incluso lanzas. No hay nada en esos documentos que sugiera una disciplina como la acupuntura actual. Existen evidencias arqueológicas de agujas de esa época. Son grandes. La tecnología para fabricar diminutas agujas de acero como las apropiadas para la acupuntura no ha existido hasta hace unos 400 años.

La referencia más temprana de una influencia china en la medicina de Occidente data del siglo trece. Y no menciona en absoluto la acupuntura. El primer occidental en escribir sobre la acupuntura, Wilhelm ten Rhijn, en 1680, no la describe como la conocemos hoy. No menciona puntos específicos o qi, habla de grandes agujas que se clavan en el cráneo y son dejadas actuar durante 30 respiraciones.

La acupuntura se ha venido utilizando y dejando de utilizar en Europa desde entonces. En América se utilizó en 1826 como un posible medio de resucitar a víctimas de ahogos. No funcionó y «fue abandonada con disgusto». Desde luego es razonable definir lo de clavar desesperado agujas en cadáveres recientes recuperados del agua como «disgusto».

Durante comienzos del siglo veinte, ninguna referencia occidental a la acupuntura se refiere a los famosos puntos. Simplemente se clavaban agujas cerca de donde dolía. El qi era originalmente el vaho desprendido por los alimentos, y los meridianos eran recipientes. Fue un francés, Georges Soulie de Morant, el primero en utilizar el término meridiano y en asociar el qi con la energía. Corría el año 1939. La acupuntura auricular también fue inventada por un francés en 1957.

El gobierno chino intentó prohibir la acupuntura varias veces entre 1822 y la segunda guerra mundial, durante el gobierno nacionalista chino. Mao la recuperó como parte de su campaña del «médico descalzo» en los años sesenta como una forma barata de aplicar la medicina a las masas. Pero nunca la probó él mismo porque no creía que funcionase. Fue el gobierno de Mao el que acuñó el término «medicina tradicional china».

En 1972 James Reston acompañó a Nixon a China y volvió para hablar de su apendicitis. Se creyó entonces que su apéndice fue extraído bajo anestesia aplicada con acupuntura. En realidad la acupuntura fue utilizada sólo para aliviar el dolor el día después de la operación, y el alivio coincidió probablemente con la previsible vuelta a la estabilidad de la región intestinal. Se difundió la foto de un paciente presuntamente siendo operado a corazón abierto con anestesia aplicada con acupuntura, pero pronto se demostró que era falsa. Hoy en día, si se utiliza la acupuntura en cirugía, es junto con anestesia convencional y medicacion preoperatoria, y sólo se aplica a pacientes que creen en ella y de los que se espera una respuesta en forma de placebo.

Coincidiendo con el incremento de su popularidad en Occidente, dejó de utilizarse en el este. En 1995, médicos americanos conocieron que hoy en día sólo del 15% al 20% de los chinos eligen su «medicina tradicional», y que suele utilizarse junto con tratamientos occidentales bajo diagnóstico de médicos que han obtenido su título en Occidente. Parece que la mayor parte de los pacientes que eligen la «medicina tradicional» lo hacen por ser la única que pueden pagarse. A pesar de tener un gobierno Comunista, en China no hay cobertura sanitaria universal.

Originalmente se habla de 360 puntos en acupuntura, basados descuidadamente en el número de días del año y no en la anatomía. Sin embargo se ha llegado a registrar el descubrimiento de más de 2000 puntos, llevando a algún que otro cachondo a comentar que no queda piel en el cuerpo que no tenga uno de esos puntos debajo. Se habla también de 9, 10 o de 11 meridianos. Tú eliges, dado que cualquier número es tan bueno como cualquier otro, habida cuenta de que no existen investigaciones científicas que documenten la existencia de puntos, de meridianos o de qi.

¿Funciona la acupuntura? ¿Qué tipo de acupuntura? Y sobre todo, ¿qué entendemos por «funcionar»? Hay varios sistemas chinos diferentes, más el japonés, el Thai, el coreano y el hindú. La mayor parte de ellos son inventos de décadas recientes. Se aplican al cuerpo entero o sólo a la mano, la oreja, el pie, la mejilla o el mentón; superficialmente o en profundidad, con agujas electrificadas o con electrodos que no penetran la piel.

La acupuntura funciona de la misma forma que el resto de los placebos. Se ha demostrado que alivian el dolor, la nausea y otros síntomas subjetivos, pero no que alteren el curso natural de cualquier enfermedad. Hoy en día se utiliza principalmente para aliviar el dolor, pero incluso los primeros acupuntores chinos mantenían que la acupuntura no es tratamiento para ninguna enfermedad, que su funcionamiento es tan sutil que sólo debería ser empleada al comienzo de la disfunción, y que sólo puedes esperar que funcione si el paciente cree que va a funcionar. ¡Toma sabiduría ancestral!

Los estudios han mostrado que la acupuntura libera endorfinas, un aliviante natural del dolor. Los veterinarios afirman que montar a caballo o lanzarle un palo a un perro para que lo recoja también liberan endorfinas. Probablemente golpearte el pulgar con un martillo también libera endorfinas. Y es un inesperado pero excelente remedio contra el dolor de cabeza.

Los médicos tienen demasiadas explicaciones para la aparente respuesta a la acupuntura. Distrae la atención de los síntomas originales hacia el hecho de estar siendo agujereado. Expectación, sugestión, consenso de pares, complicidad, error de causalidad, condicionamiento clásico, condicionamiento recíproco, condicionamiento operante, refuerzo, consenso en grupo, inversión económica y emocional, desafección social y política, beneficio social para la creencia, curso variable de la enfermedad, regresión al promedio, etc. Hay muchas formas en las que la psicología humana puede engañar sobre la efectividad de un tratamiento inefectivo. Luego está el hecho de que no todos los placebos son iguales. Tumbarse, relajarse y pasar el rato con tu amado con seguridad tendrá un efecto placebo mejor que una píldora de azúcar.

Muchos estudios muestran que la acupuntura funciona para aliviar síntomas subjetivos como el dolor o la nausea. Pero hay varios detalles que arrojan dudas sobre estas conclusiones. Los resultados son inconsistentes, con estudios que encuentran un efecto positivo y estudios que no. Significativamente, cuanto mayor es la calidad del estudio, más improbable es el hallazgo de un efecto. La mayor parte de los estudios los ejecutan creyentes en la acupuntura. Los pacientes que se prestan a los mismos nunca se ofrecerían como voluntarios a no ser de que tengan cierto convencimiento de que va a funcionar. Y los estudios procedentes de China y otros países orientales son sistemáticamente positivos. De países donde publicar un resultado negativo significa quedarse sin trabajo. Como poco.

El principal problema al realizar un estudio sobre la acupuntura es encontrar un adecuado control sobre el placebo. Estás clavando agujas en la gente, y la gente lo nota. El doble ciego es imposible; puedes engañar al paciente y hacerle pensar que estás usando una aguja cuando no lo estás haciendo, pero no puedes cegar a quien clava las agujas. Se han utilizado dos clases de control; la comparación entre los puntos y los no-puntos de acupuntura y la utilización de una ingeniosa aguja instalada en una vaina que parece haber penetrado en la piel cuando no lo ha hecho.

En una investigación de George Ulett, se averiguó que aplicando una corriente eléctrica sobre la piel en la muñeca, una forma de estimulación eléctrica nerviosa transcutánea, se consiguió el mismo efecto que aplicando una aguja, y un punto de la muñeca funcionó para síntomas en cualquier parte del cuerpo.

¿Sabes qué? No importa donde aplicas la aguja. No importa de hecho si utilizas una aguja. En los estudios mejor controlados, sólo importó una cosa; el que los pacientes creyeran que se les estaba aplicando acupuntura. Si creían estar siendo tratados con acupuntura, se les mejoró el dolor, no importa si realmente fuese así. Si se les aplicaba acupuntura haciéndoles creer que no, no funcionó. Si no se les aplicaba pero creían que sí, funcionó.

Los practicantes de la acupuntura han utilizado ingeniosos razonamientos para refutar los estudios fallidos. En un reciente estudio utilizando falsa acupuntura como control, tanto la falsa acupuntura como la real funcionaron igualmente bien, y en ambos casos mejor que la falta de tratamiento. La conclusión obvia era que la acupuntura no era mejor que el placebo. En su lugar, los practicantes insistieron en que la acupuntura real hubo funcionado, y la falsa también. Otro investigador recientemente decidió no utilizar el control placebo en su estudio porque cualquier estimulación de la piel podría ser efectiva, lo que parece destruir por completo la reputación de la acupuntura, aunque los practicantes no parezcan notarlo. Si eso es cierto, podemos simplemente masajear a los pacientes en lugar de insertar agujas y estimular meridianos o qi imaginarios.

Considerando lo inconsistente de los resultados de las investigaciones y la improbabilidad de la existencia de cosas como los qi y los meridianos, aparte de la gran cantidad de preguntas pendientes de respuesta, es razonable concluir que la acupuntura no es otra cosa que un elaboradísimo y sospechoso placebo. Puedes hacer vudú con seres humanos si te divierte, e incluso conseguir de ellos una respuesta placebo. Pero no hay evidencia alguna de que vayas a conseguir nada más.